Una chamana en la Sierra de Cádiz. Doris Alza y la mediación con lo sagrado

Doris Alza acaba de publicar su autobiografía La magia del tiempo. historia de mi vida


Por José García

El siguiente texto constituye el prólogo que escribí para la autobiografía de mi entrañable amiga y luchadora incansable, Doris Alza: La magia del tiempo. Historia de mi vida. Un tributo a su memoria en vida que puedes encontrar, junto al documental homónimo, en el siguiente número de WhatsApp: +34659817626.


El misionero James Wilson (Londres, 1799) exponía a finales del siglo XVIII con asombro lo que observó en su visita a Otaheite, Tahití, en el Pacífico Sur: 


En diversos distritos de la isla se encuentran hombres que visten de mujer, que trabajan con ellas en la confección de ropa y que están sometidos a las mismas reglas y prescripciones relativas a la comida y al atuendo. Muchos de ellos no comen junto a los hombres o de su misma comida, sino que poseen plantaciones separadas para su uso específico.


Wilson arrojaba así su mirada colonial sobre un hecho intercultural y transhistórico como es eso que ahora entendemos por transgenerismo, que ha estado también presente en muchas sociedades precolombinas de América e incluso en la Edad de Piedra, cuando en el norte del continente, lo mismo que en Siberia, las tradiciones chamánicas reconocían los poderes espirituales de quienes, como vemos en la tradición amerindia, hoy siguen llamándose ‘two spirits’. Estos sujetos eran percibidos a menudo por sus culturas autóctonas como dos espíritus distintos que ocupaban un mismo cuerpo. En ellas, las personas ‘two spirits’ eran muy respetadas (y, a veces, temidas) por sus dones, por su habilidad formidable para ser chamanes. Se decía que los dos-espíritus eran mediadores entre los hombres y las mujeres, entre los espíritus y los humanos, entre los humanos y los dioses (Hay:1996).


Desde luego, el misionero, heredero de una tradición judeocristiana y humanista en el sentido más eurocéntrico del término, exponía estos “descubrimientos” como un signo de barbarie, llegándolos a comparar con otras tradiciones como el infanticidio. Un discurso que, hoy día, tristemente, vuelve a reeditarse cuando el argumentario tránsfobo de determinados sectores de la sociedad, que emerge con fuerza, señala a los derechos de las personas trans como un peligro para, entre otros grupos sociales, la infancia.


Pero no es por eso por lo que hablo hoy de Wilson o los dos-espíritus. Sino porque esa relación de las personas transgénero con las cuestiones sagradas me remite siempre, de manera inexorable, a mi amiga Doris Alza, a la que quiero bautizar desde este prólogo como ‘La chamana de la Sierra’. Hoy nos ofrece el testimonio imprescindible de su maravillosa vida con esta autobiografía. Imprescindible, sobre todo, para comprender que las vidas trans son perfectamente vivibles y merecen ser vividas. 


He de reconocer que cuando la conocí, yo que soy un materialista histórico y que me he educado leyendo y estudiando Bajo el signo de los astros (Adorno: 1975), sentí un enorme recelo ante su férrea creencia en la astrología y la numerología. No voy a decir ahora, porque pecaría de hipócrita, que he cambiado mi parecer sobre este tipo de creencias. Pero sí que conocer a Doris me ha llevado a observarlas con otros ojos. Porque su capacidad para irradiar energía positiva, su “realismo sobrenatural”, su fuerza casi telúrica, son, sin duda, la clave de una vida plenamente feliz como ha sido la suya. 


Y, ahora, recapitulemos. ¿Por qué hablo de una posición excepcional para mediar entre la mundanidad más profana y las cosas sagradas cuando hablo de Doris? Este vínculo ha sido, en cierto modo, sacado a la luz por la antropología no solo en el caso de los dos-espíritus de las tribus aborígenes de América del Norte. También estuvieron presentes en la cultura los Incas, más al sur. Y en los ‘ergi’ de Escandinavia, los ‘kedoshim’ y ‘gali’ de Medio Oriente o los ‘gatekeepers’ de los Dogon, en África (Hay:1996) ¿Qué implica este rol social de “mediadoras entre este mundo y el otro”? ¿Y qué queremos decir, exactamente, cuando hablamos de “lo sagrado”?


La voz patrimonial ‘sagrado’ proviene del latín ‘sacratus’, participio del verbo ‘sacrare’. Como tal, es un adjetivo calificativo que designa todo aquello que es consagrado a un culto, divinidad o que está relacionado con alguna religión y sus misterios. Aquello que es merecedor de veneración. En la tradición cristiana, es todo aquello que recibió la consagración o que cumplió con las ceremonias de la consagración. En el ‘sagrario’ se guardan objetos sagrados como el cáliz o la Biblia. Pero, si se trata de Doris, prefiero referirme a los ‘hijras’, de la India.


Los ‘hijra’ de la India -nos sigue contando Harry Hay- son un vestigio de chamanes de la Diosa Madre, y de hecho su patrona es Buhuchara Mata, o Yellama. En la religión hindú no existe una definición clara de sexos, por ello varios de sus dioses presentan rasgos de uno y otro, lo que permite, en cierta medida, la existencia de un “tercer sexo”. El origen divino de los ‘hijra’ proviene de una leyenda de más de veinte mil años, según la cual, Krishna, al oír a un soldado moribundo que se lamentaba de de morir soltero, lo transformó en doncella. Por esta razón, los ‘hijra’ van cada año a Kutayan, al sur de la India, para celebrar sus bodas con el dios y al mismo tiempo, su identidad. Para esta ocasión, se visten con galas de novia. Como el dios-soldado muere, los ‘hijra’ se convierten en viudas cortando sus pulseras y adornos festivos. 


Pues así me imagino yo a mi amiga Doris Alza. En plena ceremonia chamánica para atraer hacia todos sus seres queridos lo mejor de ese azaroso devenir del universo. Como una fuerza gravitacional que nos ancla a la tierra pero que nos conecta también con la dimensión más trascendente de la existencia. Que nos hace creer en zoe: la vida como globalidad, donde el humán, los animales, el planeta forman un conjunto indisoluble (Braidotti: 2013). En un tiempo mítico donde no existe el odio y la violencia.


Llegados a este punto, es preciso matizar que Doris, sin embargo, a diferencia de los ‘hijra’, no quedó nunca viuda. Tuvo la suerte de encontrar en la vida a otro gran amigo como es Rafael Sánchez, su compañero durante más de cuarenta años. Que digo su compañero: su cómplice, su sombra alargada, su fiel escudero. Él también también fue colocado por el cosmos en su vida para llenarla de amor, pasión, cuidados y un respeto, nunca mejor dicho, “sagrados”.


Todo ello nos recuerda, en suma, lo importante que resulta en las vidas trans disponer de entornos afectivos seguros, que respeten sus decisiones, que no cuestionen la identidad autodeterminada. Como explicaba Robert Anton Wilson en su ya clásico Prometheus Rising (1983), “aquellos que afirman que cualquier variación sexual perenne es ‘contra natura’, están subestimando la variedad de la naturaleza, la diversidad y la economía”. Aquellos chamanes están llamados hoy, por tanto, a hacer, romper o transformar señales culturales. Una cualidad que les otorga, según Wilson, precisamente el hecho de no estar necesariamente atrapados en los roles parentales.


Esa es Doris para mí y para casi todes nosotres: la hija de Hermes y Afrodita emergiendo de las aguas en la La Metamorfosis de Ovidio, la mariposa que rompe su crisálida, la ‘cíborg’ que no tuvo nunca la necesidad de “demostrar” su género. Nuestra sacerdotisa de guardia. 



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BIBLIOGRAFÍA:


Wilson, J.(1799) : A Misionary Voyage to the Southern Pacific Ocean, performed in the Years 1796, 1797, 1798, in the Sip Duff, Londres, citado por José Luis Tasset y Francisco Vázquez García en su traducción de los textos de Jeremy Bentham publicados bajo el título Sobre el homoerotismo, Editorial Laetoli, Pamplona, 2020.


Hay, H (1996): Radically Gay: Gay Liberation in the Words of its Founder, Beacon Press, Los Angeles.


Adorno, T.W. (1975): Bajo el signo de los astros, edición en castellano de 1986, Editorial Laia, Barcelona.


Braidotti, R. (2013). Lo posthumano, edición en castellano de 2015, Editorial Gedisa, Barcelona.


Wilson, R. A. (1983). Prometheus Rising, edición en inglés de 2016, Hilaritas Press, LLC, Nueva York.


Ovidio Nason, P. (s. I a. C): La metamorfosis, edición en castellano de 1963, Espasa Calpe, Madrid.




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